miércoles, 18 de abril de 2012

Hamaca de un mundo especial.


Suspendida en la hamaca ella danza con el viento sin importar el tiempo.
Suspendida en el tiempo y el espacio ella le sonríe al a sol que muere cada tarde frente a sus ojos.
Ella le sonríe a los colores con los que el sol la saluda cada vez que revive.
Dos cuerdas las sostienen, dos cuerdas y una tabla la apartan del rió que fluye bajo sus pies.
De ese torrente de agua tan transparente como el diamante. Pero que a veces se vuelve oscuro como la obsidiana.
Sus cabellos juegan con los destellos de sol, juegan a cambiar de color.
Juegan con el viento a trenzarse.
La rama de un Roble la sostiene, la mantiene suspendida.
Fuerte y mágico Roble sostiene a la niña mientras ella se hamaca suspendida en el tiempo y el espacio.
Alejada de todo mal, inocente se hamaca sobre el mar de obsidiana que fluye bajo sus pies.
Inocente le sonríe a los cuervos que la asechan todos los días.
Inocente imita el aullido todas las noches.
Días y noches ella se hamaca bajo el Roble cantando una canción.
Canción que una vez canto mientras navegaba por el arroyo.
Suspendida en el tiempo y el espacio, perdida en algún lugar.
Un lugar mágico donde los cuervos se transforman en libélulas, donde los rápidos del arroyo no la dañan.
Miles de veces vio al sol morir y renacer pero para ella tan solo murió una vez.
Mágico Roble la mantiene alejada del torrente de obsidiana hasta el día que los diamantes destellen en el agua.
Allí en ese mundo especial se hamaca feliz.
Un mundo especial, un mundo para el cual no hay caminos ni puertas para llegar, tan solo se llega.
Un mundo que no usa llaves ni pasadizos secretos, un mundo a donde solo con la sonrisa se llega.

Ardnajela Ricle.

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