sábado, 26 de febrero de 2011

El mago y la doncella.


La nieve cae, una suave y fría cortina blanca
Cubre el bosque. Los pinos blancos y el cielo gris.
Entre la gélida blancura allí esta, sentada sobre un tronco caído
Cubierta de una capa negra moteada de blanco, de copos blancos
Esperando, esperando la llegada del mago.
De aquel mago que prometió llevarse el invierno.
De aquel mago que prometió llevarse el frio.
De aquel único mago que puede librarla del peor de los hechizos
Del único que puede arrancarle el frio de sus manos.
Sus labios cereza, pronuncian el nombre del mago una y otra vez
Sus ojos miel escrudiñan el bosque en señales de aquel mago.
Sobre un caballo a toda carrera el mago atraviesa el frondoso bosque.
Esquivando troncos caídos, esquivando pozos.
Lanzando conjuros a los arboles para hacerse espacio
Contra reloj el mago cabalga.
El mago se hunde en un lago congelado.
El hielo se quiebra, el sordo sonido llega a los oídos del mago
Y el pide perdón a la doncella.
Los copos se hacen más helados, más punzantes.
Entre la gélida blancura solo se ve un montón de nieve
 Unos labios purpura se preguntan donde esta el mago.
Rostro petrificado por el frio del mago
Descansa Una lágrima congelada.
Una risa rompe el frio silencio, una risa de triunfo
El frio volvió a ganar. 
Ardnajela Ricle.

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